jueves, 30 de diciembre de 2010

Conocimiento de una tradición popular en Peñalolen


La señora Carmen Rodríguez Díaz, 64 años de edad, nacida en Ovalle, se traslada a Santiago en el año 1963 por motivos de trabajo, acá conoció a su marido con quien formó su familia en el 1965, en la Comuna de Ñuñoa, en el sector de San Luis que hoy pertenece a la Comuna de Peñalolén.
Por esos años las primeras familias que llegaron a poblar este sector venían de otras ciudades, principalmente, del Sur de Chile, pero había excepciones, como la señora Carmen que venia del Norte Chico, estos sitios eran producto de divisiones de antiguos Fundos.
La señora Carmen traía con ella una tradición que había heredado de su abuela, que por esos años era muy respetada, como Santiguar El Mal de Ojo y Quebrar el Empacho, esta tradición oral muy arraigada en Chile, se les enseñaba a las niñas a la edad de 15 años, como una manera de ayudar a los niños que sufrían este maleficio.

¿Cómo sabe que están empachados?
Por que tienen el estomago inflamado, se escucha como tambor, están irritables, sacan la leche cortada y en los adultos tienen la boca seca y no se les antoja la comida.

¿Que es para usted el mal de ojo?
Es envidia
de cualquier persona sea conocida o desconocida.  

¿Por qué ocurre el mal de ojo?
Por que los niños tienen la sangre dulce y son muy risueños.

¿Usted actualmente ejerce este oficio?
No porque mi salud no me lo permite, cuando usted saca el mal de ojo absorbe toda esa maldad, entonces le dan vómitos, fuertes dolores de cabeza y para eso uno debe hacer limpieza con mucha oración y para quebrar el empacho hay que tener fuerza porque se tiran los pellejos y tengo una artrosis avanzada que no me permite hacer este trabajo.

¿Usted heredo este oficio a sus hijas?
No porque una la pasa mal y no quería que mis hijas sufrieran los malestares después de hacer estos trabajos, además sabe usted que cuando uno le quiebra el Empacho a los niños chicos, ellos cuando la ven lloran desconsolados porque esto duele, no así el Mal de Ojo ya que los niños logran dormir tranquilos.


Mal de Ojo

En Chile se dice ojear y se cree que es hechizo producido por la mirada de una persona que involuntariamente, se halla dotada de esta fatalidad. Se produce con la mirada magnética que le es inherente a ciertas personas y por alabanza. Su maleficio no sólo alcanza a las personas sino también a las plantas y animales.
Para evitarlo, el adulto que se enfrenta con una criatura recién nacida dice: Dios la guarde, o bien, Bendito sea Dios.
Otra forma de protección es el colocar una cinta o una pieza de ropa de color rojo.
Esta enfermedad de carácter mágico la tratan las meicas con santiguamientos, sahumerios con palmas benditas, olivo y hierba mate, sin faltar las oraciones curativas.
Los síntomas son variados: El niño llora mucho, no quiere comer, los ojos se le achican y tiene fiebre alta.
Son múltiples, y de muy distinta naturaleza, los procesos patológicos agrupados por las curanderas bajo el común denominador del Mal de Ojo.


Quebrar el Empacho

Enfermedad que se presenta frecuentemente en la población infantil, aunque no es ajena en los adultos se atribuye a existencia de algún residuo de alimento u otro material pegado al estomago o intestino, su origen se relaciona con sus características de los alimentos digeridos por ejemplo: fruta verde, pan, galletas; comer chicle, papel o tierra o bien por alteraciones en el horario de alimentación. El empacho puede estar acompañado de diarrea, decaimiento general con presencia de vomito, fiebre, ojos hundidos, inapetencia y perdida de peso.

Métodos tradicionales para curar el empacho: Se soba el abdomen del paciente de afuera hacia adentro, pero también se hace desde manos y pies hasta el tronco; se usa aceite rosado o de comer luego se soba y se tiran los pellejos hacia arriba desde el cuello a la cadera, es decir, se soba con los dedos alrededor de la columna vertebral tirando el pellejo. También se soba el vientre para que los intestinos filtren bien. Posteriormente se le da la siguiente purga al paciente un frasco de aceite de resino (la mitad si es adulto, tres cucharadas si es niño), se agrega la clara de un huevo, se bate bien se toma la mezcla de una vez.
Después se da a tomar también el siguiente cocimiento de plantas, o alguna de ellas (un puñito de cada una de ellas por medio litro de agua): manzanilla, cáscara de granada seca, hojas de sen y semilla de linaza ese mismo día o al otro, el enfermo arrojará el empacho en sus deposiciones y es probable que no se repita el tratamiento